que mi poros respiraron el calor de los tuyos.
Mi boca atrapo cada exhalación de la tuya,
mi corazón busco sincronizarse con el tuyo,
y mis pensamientos quisieron seguirte.
Mi mente te envolvia en abrazos,
y mi alma te atrapaba con sus anhelos.
Pero era mi corazón el que tenía que perseguirte
tratando de atrapar tu corazón y tus pensamientos
dirigidos a él,
era mi mente la que tenía que engañarse,
cubriendo en cada encuentro las ausencias de tu ser.
Estabas tan cerca de mí físicamente,
pero tu corazón y tus pensamientos
eran dirigidos a otro,
mientras mis celos buscaban desenfrenadamente
atraparlos y hacerlos prisioneros para mí.
Arturo Castillo.
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