martes, 29 de noviembre de 2011

Desperte al alba

Desperté al alba con el eco de risas infantiles repicando en mis sienes.

Me incorporé con lentitud, aletargada, pero mis ojos no vieron la monotonía de la alcoba. Apareció ante mí un campo verde cubierto de rocío salpicado de margaritas y amapolas abiertas al sol. Serena y altiva presidía la montaña cuya cima tocaba el cielo mullido en copos de algodón, y su ladera extendía un manto fresco hasta el valle, nido de flores, aromas y sonrisas.

Yo permanecía gris, amorfa... hasta que vi crecer la hierba a mi alrededor y mis plantas quedaron acogidas.

                                   Maria Luisa Sanchez

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